sábado, 14 de mayo de 2011

Tú Y yO


Todas las mañanas, me levanto alegre y lo primero que hago es ir a ver a mi mejor amiga. Mi amiga no es como otra cualquiera, no tengo que moverme de mi casa para verla. Solo necesito salir de mi cuarto, cruzar el pasillo y entrar al baño. Siempre que me la encuentro tiene una gran sonrisa en su cara y le gusta que hable con ella. La llamo “Yo” porque como ya os habréis dado cuenta es mi reflejo en el espejo. Aunque parezca un poco estúpido ella me habla y me da algunos trucos de belleza para que vaya bien a todos sitios.

Se me olvidó presentarme, hola me llamo Carlota y como os he contado tengo una amiga muy especial. Tengo seis años y me gusta jugar a muchas cosas, pero no puedo con “Yo” porque ella no puede salir del espejo. ¡ Como me gustaría que saliera de ese mundo tan perdido y que viniera aquí al lado mía ! Daría lo que fuera por poder abrazarla y darle besitos en sus mejillas llenas de pecas. Además, tenemos el pelo largo y de color castaño y los ojos verdes como algunas veces el mar. A las dos nos gusta llevar el pelo recogido con dos coletas.

Un día, muy temprano me levanté y me fui corriendo delante del espejo. Tenía muchas ganas de hablar con mi amiga y saber más cosas sobre ella:
  • Hola “Yo”.- le dije en voz muy alta.
  • ¡Ssssssssss! ¡No chilles! Ya sabes que esto es un secreto y nadie tiene que saber de mi existencia. - me dijo muy bajito.
  • De acuerdo... Yo solo quería venir a verte no quería que te enfadaras de esa manera. - le respondí.
  • No te pongas así, ¿ prefieres no verme nunca más ?
  • ¡ No, de ninguna manera ! Quiero tenerte aquí siempre.
  • Bueno, ¿qué quieres?
  • Pues nada.. Solo quería saber algunas cosa sobre tí : ¿Te gusta estar en tu mundo?, ¿Cómo es?, ¿Tienes más amigas?, ¿Viven muchas personas en ese lugar?, ¿Podría ir a ese mundo para visitarte?,...
  • Noooooooooo, nunca podrías venir a mi mundo ni yo al tuyo.
  • ¿Por qué? - pregunté con curiosidad.
  • Porque las leyes de cualquier reflejo dicen que jamás se puede pasar la línea entre los dos mundos. ¡Yo dejaría de ser yo y tú dejarías de ser tú!
  • Entonces será mejor que nos sigamos viendo así. De esta manera nunca nos meteremos en ningún lío. Bueno, no puedo hablar más me tengo que ir al cole. Adiós.
  • Hasta luego, cuando vengas del cole ven a hacerme una visita.

Toda la mañana estuve en el colegio pensando en cómo agradecerle a mi amiga todo lo que hacía por mí. Recordé el dinero que estaba ahorrando para comprarme aquel peluche que había visto en un escaparate y decidí gastármelo en otra cosa. Cuando salí del colegio entré en una joyería donde vi una pulsera muy bonita. Tenía el dinero justo y la compré. Llegue a mi casa muy contenta y corriendo entre al baño. Allí me encontré con “Yo” :
  • Hola “Yo”. Te he traído un regalito por ser tan buena conmigo. - le dije.
  • ¿En serio? No deberías haber hecho nada por mí.
  • Tendré que tirarlo fuerte contra el espejo para que cruce la línea entre los dos mundos. ¿De acuerdo?
  • Prueba, pero como no salga bien …
  • No te preocupes por eso, seguro que todo sale magnífico.
  • Si tu lo dices...


Entonces, tiré la cajita envuelta en un papel de regalo azul lo más fuerte que pude. Pero nada salio como yo quería, ¡había roto el espejo! El regalo, en vez de atravesar el espejo había rebotado y roto el cristal. ¡Mamá me iba a matar! Todos los cristales se habían esparcido por el suelo y mamá lo había escuchado todo. Entro por la puerta y sin ponerse nada enfadada, dijo:

  • Habrá que encargar otro espejo a la tienda. Bueno, tenía pensado cambiarlo dentro de poco.

En ese momento estallé en lágrimas y todo para mí se acababa, ¡por hacer un bien había perdido a mi amiga! Mi madre me cogió entre sus brazos y me pregunto :

  • ¿Te has hecho daño? No llores por haber roto el espejo ya compraré otro. Y esa cajita, ¿de dónde a salido?
  • No me he hecho daño y no importa de dónde haya salido esto. Solo lloro porque estoy recordando a una amiga que no sé si volveré a verla.


¿Volverá a estar “Yo” en el espejo nuevo?

2 comentarios:

  1. ¡Es magnífico, Paula! Gracias por este derroche de imaginación y de expresividad.
    Ojalá nunca dejes de escribir.
    Besos, tu maestra.

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